El Fin del Amanecer (VIII):

 

CAPITULO SEXTO

- Hola – empezó a decir Ángel con inseguridad en su voz – he venido para…

- Largo de aquí – le espetó Xander – ¡no puedo creer que te atrevas a presentarte así!.

Buffy estaba inmóvil, mirando a Ángel con expresión entre horrorizada y dolida. Spike la miró detenidamente intentando averiguar qué sentía en aquellos momentos y vio el dolor que la presencia de Ángel le estaba causando.

- Márchate Ángelus, no nos interesa lo que hayas venido a hacer aquí.

Ángel no se puso a la defensiva pues entendía perfectamente que todos le odiaran.

- He venido a buscarte, Buffy. Necesitamos tu ayuda. – Buffy seguía en estado de shock, y Ángel evitaba mirarla a los ojos. Spike soltó un soplido. Xander miraba a Buffy esperando que reaccionara y ella le devolvió la mirada desconcertada.

- No puedo hacer esto, es demasiado – Buffy miraba a todos lados excepto a Ángel y a Spike intentando buscar una salida.

- Pero ¿qué os pasa a todos vosotros? – Xander empezó a hablar – ¿Es que no podéis dejar a Buffy en paz? ¿No nos habéis causado ya bastante daño?

- ¿Yo qué te he hecho, tarado? – le interrumpió Spike. – Es este idiota el que causa siempre todos los problemas – señaló a Ángel con la mano. – debería acabar contigo ahora mismo.

Ángel se hubiera reído de Spike,  pero lo dejó pasar, porque en aquel momento encontraba de mal gusto burlarse, ya que sabía que Spike se había portado bien con Buffy, antes y después de recuperar su alma, al contrario que Ángel.

- Escuchad… entiendo que os sintáis así conmigo y no os culpo.

- ¿Ya vas a empezar con tu rollo de tío torturado? – preguntó Xander con desprecio; Ángel le miró confundido. – Eso ya no funciona, ¿sabes?

- Lo que quiero decir es que no espero que me perdonéis – esto lo dijo mirando directamente a Buffy; ella le miraba con odio – porque ni yo mismo lo hago… - Xander y Spike se miraron y pusieron los ojos en blanco. – Pero no he venido por eso. Necesito que vuelvas a Sunnydale, Buffy.

Xander y Spike le miraron sorprendidos intentando ocultar la curiosidad, pero mostrándole toda la antipatía que podían. Buffy seguía mirándole seriamente sin inmutarse con sus palabras.

- Vamos Buffy – le dijo entonces Xander – entremos en casa.

Spike se le quedó mirando asombrado, no esperaba aquello de él y se alegró por Buffy, aunque le entristeció que aquello pudiera alejarla más aun de él. Buffy oyó estas palabras con alegría y estuvo a punto de mostrarlo con una pequeña sonrisa, pero en ese momento volvió su rostro hacia Ángel.

- No, Xander. – Xander no dijo nada.

Buffy no sabía qué hacer, no sabía cómo avanzar en su existencia como vampiro y aquella situación no la dejaba pensar con claridad. Miró a Xander y se alejó corriendo de aquel lugar hasta que desapareció en la oscuridad, dejando a los tres plantados en medio de la calle.

Xander y Spike miraron a Ángel como echándole la culpa de que Buffy hubiera huido.

- Tengo que hablar con ella. Es importante.- dijo Ángel, dispuesto a marchar tras ella.

- Ni se te ocurra hacer lo que estoy pensando que vas a hacer – le  amenazó Spike.

- ¿Por qué no te las apañas tú solito? – dijo Xander con disgusto.

- No lo entendéis, es urgente.

- No tío, parece que eres tú quien no lo entiende – continuó Xander – no puedes aparecer en su vida como si nada hubiera pasado… Mataste a su hermana y a sus amigas… – Xander intentó contener la emoción al recordar esto. – ya nada puede ser igual que antes… ya no va a perdonarte porque tu alma esté de nuevo torturada y decaída… la has convertido en una asesina como tú y tiene que soportar el peso de no haberte matado en el instante mismo en que descubrió que eras un vampiro.

- Por una vez, estoy de acuerdo con el carpintero – dijo Spike mirando a Ángel desafiante. Ángel miraba al suelo, apretó los labios.

- Xander… lo siento… sé que no sirve de nada, pero es cierto – le miró con tristeza. – Ahora debo encontrar a Buffy.

- Ni hablar, tío. – Spike cruzó los brazos. Xander desistió y se marchó hacia su casa sin decir nada más. Ambos le vieron marchar y se quedaron a solas.

Ángel empezó a caminar en la dirección en la que Buffy se había ido y Spike marchó tras él.

- ¿Sabes que podría matarte ahora mismo?

- No, no puedes… tu alma.

- ¿Lo sabes, eh? No creo que se perturbara mucho con tu muerte… estoy seguro de que incluso la haría feliz.

- Spike, necesitamos la ayuda de Buffy. El Primero ha vuelto. – Ángel paró en seco al decir esto y Spike hizo lo mismo.

- El Primero, ¿huh? – Ángel asintió con la cabeza. - ¿Y qué quieres de Buffy? Ella ya no es la Elegida.

- No importa, sigue siendo poderosa, y El Primero ha vuelto por ella, al recuperar su alma… la balanza se desequilibró de nuevo.

- Pero Buffy no ha luchado contra el Mal desde entonces, vive en absoluto aislamiento…

- Supongo que eso no tiene importancia, tiene el potencial de acabar con él…

- Sigues sin convencerme – Spike meditó sobre lo que le estaba contando Ángel y aunque no le hacía gracia el tema de El Primero y Ángel, pensó que si Buffy volvía a la lucha, tal vez eso la ayudaría a sentirse como antes, pero por otro lado, era muy arriesgado. – Pero voy contigo.

- Está bien.

Se dispusieron a caminar de nuevo. Los dos alzaron la cabeza y aspiraron profundamente por la nariz para seguir el rastro de Buffy siguiendo su aroma. Se miraron entre ellos con el ceño fruncido y sin decir palabra ambos giraron hacia la derecha al mismo tiempo.

 

 

CAPITULO SÉPTIMO

 - Bueno, ¿y vas a explicarme qué pasa con El Primero?

- Creí que ya lo sabrías…

- Si bueno, estuvo un poco plasta la última vez que estuve en Sunnydale, pero desde… - Spike calló de repente y aspiró profundamente intentando reprimir sus emociones.

- Desde que convertí a Buffy – continuó Ángel con pesar.

- Si. Desde entonces, me olvidé de ese asunto, la verdad.

- El Primero también. Siendo Buffy un vampiro… - Ángel no sabía cómo continuar y explicar que la maldad de Buffy como vampiro era suficiente para que El Primero estuviera satisfecho. - … cuando no tenía alma, ya no le interesó seguir…

- Mírate tío – Spike estaba sintiendo pena de ángel y eso lo irritaba - ¿es que no vas a cambiar nunca?.

- ¿Qué quieres decir? – preguntó Ángel confuso.

- Todo ese teatro… tu aspecto cabizbajo… tus maneras delicadas y premeditadas... esa mirada de cachorro abandonado que busca el perdón y la redención.

- No busco el perdón – le interrumpió Ángel.

- ¿Ah no? – se burló Spike.

- No. No después de lo que hice.

- Y vuelves otra vez a lo mismo. A eso me refiero: yo, yo, yo…

- Esto no ha sido buena idea – Ángel empezaba a enfadarse – será mejor que nos separemos.

- Ni hablar, tío. No te voy a dejar a solas con Buffy.

- ¿Qué crees? ¿Que voy a hacerle daño?

- Ja, no me hagas reír. Bueno ya le has hecho bastante hasta ahora… pero tu sola presencia le causa dolor, no sé si te has dado cuenta.

-Si me he dado cuenta. – dijo Ángel. – Claro que me he dado cuenta, Spike – Ángel miró a Spike con confidencia – no sabes lo que me ha costado decidirme a venir hasta aquí, pero hay cosas que ahora importan más.

- No creo que a ella le importe eso.

- Pero tengo que intentarlo. Los Poderes Superiores que me envían…

- ¿Poderes Superiores? – rió Spike – Ni que ella vaya a hacer caso de eso, está perdida, no quiere saber nada de nadie, es casi una ermitaña… Su único contacto con el mundo es Xander, lo cual no es que sea de mucha ayuda…

- Lo entiendo. Yo pasé por lo mismo. – Ángel siguió caminando.

- Por lo mismo, ¿eh? ¿Y cómo lo superaste? ¿Con un corte de pelo?

Ángel se detuvo de nuevo, y se plantó frente a Spike. Spike se detuvo y le miró desafiante; en el fondo deseaba que Ángel empezara una pelea, deseaba descargar toda su rabia contra él, pero necesitaba que fuera él quien empezara. Pero Ángel no lo hizo, volvió a tragarse el orgullo.

- Fue por ella – y siguió caminando.

- ¿Por Buffy? ¿Así que te convertiste en un noble vampiro, en el salvador de los desamparados por ella?.

- Si – contestó Ángel esperando que Spike dejara de hablar. – La conocí y encontré mi destino.

- Eso si que es tierno. Pues le has dado muy bien las gracias.

- ¿Quieres dejarlo estar, Spike?. Por favor.

- Ángel, tu saliste de tu propio infierno por una chica que te abrió los ojos a un mundo nuevo. ¿Qué puedes ofrecerle ahora a ella para que haga lo mismo?

Ángel agachó la cabeza y apretó los labios.

- Tú la odiabas si bien lo recuerdo. – dijo entonces Ángel.

- Si – respondió Spike.

- Y mírate tú ahora – Ángel le miró y sonrío amigablemente – en qué te has convertido, lo que has hecho.

- Lo hice por ella. ¿Por quién va a hacerlo ella ahora?

 

                                                                                           Capitulo 8