El Fin del Amanecer (IX):

 

CAPITULO OCTAVO

Spike y Ángel llegaron al cementerio siguiendo el rastro de Buffy.

- Puede que haya regresado a la cripta – dijo Spike.

- ¿Cripta? – Ángel miró extrañado a su acompañante.

- Si, a la cripta en la que… ¡oh! ¿No esperabas que viviera en una cripta? Eso lo debió aprender de mí – respondió Spike un poco con orgullo; Ángel seguía con el rostro de extrañeza y Spike se puso a la defensiva - ¿sabes? No todos podemos encontrar y mantener una bonita mansión… y, y las criptas pueden llegar a ser muy confortables… si sabes cómo arreglarlas. Has de encontrar tu estilo… nada recargado pero elegante.

- Entiendo – asintió Ángel mientras se acercaban a la cripta donde Spike había encontrado a Buffy aquél día.

Los dos se pararon ante la puerta de entrada sin decidirse a abrir la puerta. Spike miró de reojo a Ángel y vio miedo en su rostro; temía estar cerca de Buffy porque le causaba dolor y porque se lo causaba a ella. Entonces Ángel hizo un movimiento para abrir la puerta, pero Spike le detuvo.

- ¡Eh! Yo primero – Spike abrió la puerta y entró en la cripta; estaba todo a oscuras excepto el fondo donde la luz de una vela iluminaba una butaca cara a la pared donde estaba sentada Buffy.

Se acercó lentamente hacia donde estaba ella mientras Ángel se quedaba en el umbral esperando alguna señal para poder entrar, no es que lo necesitara pero pensaba que era mejor así para hacer las cosas menos bruscas para todos.

Buffy miraba absorta la pared, a Spike no le pareció que hubiera estado llorando, se la veía bastante serena. Ella no se inmutó por la presencia de él, aun cuando la notó desde que entró por la puerta, ni por la presencia de Ángel; no le hizo falta girarse para saber que estaba en la puerta aguardando.

- Buffy, hola – Spike intentó sonreír; Buffy levantó la cabeza y le atravesó con la mirada; Spike sabía que le reprochaba que hubiera venido con Ángel, como si eso hubiera sido una traición. La vida, o mejor dicho, la no-vida estaba repleta de ironías.

Spike se agachó para ponerse a la altura de ella y hablarle más confidentemente. Buffy no dejaba de mirarle a los ojos, y poco a poco su mirada se fue apaciguando.

- Verás pequeña… aquí el amigo Ángel ha venido a buscar tu ayuda. Yo ya le he dicho que estaba perdiendo el tiempo, pero él dice que es importante. ¿Tú que opinas? – Buffy le miró disgustada, no le gustaba cómo Spike intentaba quitarle seriedad al asunto. Spike se dio cuenta enseguida y le miró tiernamente. - ¿Recuerdas al Primero? Pues sigue en activo, y después de todo, parece ser que sigues siendo La Elegida. Hora de desempolvar las estacas afiladas.

- Ya no soy la Cazadora, sino la presa – le contestó Buffy siguiendo el juego a Spike pero sin ganas.

- En realidad, somos ambas cosas, ¿sabes? Aunque estemos retirados del negocio. Cosas del alma- dijo Spike poniendo los ojos en blanco.- Pero aun puedes darle un sentido a tu vida.

- ¿No lo dirás en serio? – le preguntó ella incrédula; Spike la miró con el rostro serio – Lo dices en serio – afirmó entonces Buffy. Spike se apresuró a decir:

- A mí tampoco me hace gracia la idea de luchar del lado de ese desgraciado –señaló a Ángel aun en la puerta al decir esto – pero lo prefiero a ver cómo te consumes en una cripta. Así – dijo lentamente - estás realmente muerta – Buffy retiró la mirada. – Buffy, mírame, el mundo te necesita… de nuevo. Es hora de que vuelvas.

 

 

CAPITULO NOVENO

El trayecto hacia Sunnydale se hizo en coche. Buffy se despidió de Xander horas antes de su partida, dejándolo por un lado aliviado de que los dos vampiros se fueran al fin de “su ciudad”, y por otro, preocupado por Buffy, sintiendo que la abandonaba.

Ángel conducía, Spike se sentó en el asiento del copiloto, y Buffy detrás. El viaje se hizo en silencio, a excepción de los dos minutos que usó Ángel para explicar la situación en Sunnydale. La tensión en el ambiente no lo animaron a dar detalles, así que sólo dijo que Faith se encontraba allí al mando de unas pocas cazadoras en potencia, que la ciudad estaba prácticamente desierta, y que a duras penas podían contener el mal para que no saliera de las fronteras de la ciudad. Que sospechaban que la fuente de poder se encontraba de nuevo en el instituto y que lo más probable es que tuvieran que destruirlo. Y mencionó algo sobre unos documentos y un medallón que Wolfram & Hart le habían proporcionado que podrían ser de ayuda o no.

 

                                                                                          4ª Parte