El Fin del Amanecer (V):

CAPÍTULO TERCERO

Parte de la pandilla se hallaba reunida en el Hyperion. Sentados alrededor de la mesa discutiendo sobre el encuentro de aquella noche con Buffy. No le hubieran dado importancia de tratarse de un vampiro cualquiera, pero se trataba de la Buffy vampiro, engendrada por Ángel, y con mucha más fuerza y poder que cualquier otro vampiro con el que se hubieran enfrentado. Sabían que mientras ella estuviera en la ciudad, ninguno estaría a salvo; ella los conocía y como ya había demostrado hacía unas horas, estaba interesada en Ángel. No les importaba qué quería: venganza, un aliado o simplemente divertirse un rato. Había que buscar un plan y detenerla, matarla o lo que fuera.

- ¡No! – irrumpió Ángel. – No podría hacerlo, chicos. Sería como...

- Ángel – dijo Wesley – no tienes por qué ser tú. Podríamos tenderle una trampa, y ya sabes.

Ángel cerró los ojos como si así pudiera dejar de escuchar. Cordelia, sentada a su izquierda le acarició el brazo.

- Ella ya no es Buffy, tenlo presente, igual que tú no eres Ángelus.

Ángel la miró con furia y ella apartó su mano, la furia no iba dirigida a ella sino a sí mismo.

- Sí que lo soy, siempre está en mí, es algo de lo que no puedo escapar. – su voz mostraba enfado, como si no quisiera comprensión en aquellos momentos, sino que todos le odiaran. – el hombre y el monstruo forman parte del paquete completo, y este alma sólo encierra al monstruo, pero sigo escuchando sus gritos de libertad, su ansia y su odio.

Cordelia lo miró apenada, odiaba verlo así, y se sentía también culpable, porque todos habían formado parte del plan de hacer perder el alma a Ángel, pero era él el único que estaba pagando por ello.

- No me digas que no fue mi culpa – siguió Ángel, como si hubiera leído los pensamientos de ella.- nada de lo que me digáis podrá hacer que piense lo contrario. Así que no me pidáis que apruebe vuestro plan de matarla, porque yo ya lo he hecho una vez y no pienso hacerlo de nuevo.

- No has de hacerlo tú – replicó Connor.

Ángel le miró seriamente.

- ¿Lo harás tú, entonces? – preguntó irónicamente.

- No la tomes conmigo, tío. Estamos buscando soluciones y tú no eres de mucha ayuda.

- Connor, vale – le dijo Wesley – es solo que al parecer ella es demasiado fuerte. Ya lo era antes de ser vampiro, te lo puedo asegurar.

- Oh si, ya sé, tú eras su vigilante ¿cierto? – añadió Gunn algo confundido.

- Umm, si, técnicamente – Wesley dijo esto algo azorado.

- Ella no le hacía ni caso, eso lo recuerdo – dijo Cordelia sonriendo sin pretender ser maliciosa. Wesley le devolvió la sonrisa condescendientemente. Ángel también recordó el pasado y bajó la cabeza con tristeza.

- ¡Ya lo tengo! – saltó Cordelia – vale no sé cómo podríamos hacerlo, pero pongamos las cosas en su sitio, ¿vale? Ángel no quiere matarla y no quiere que nadie lo haga. Yo tampoco me sentiría muy bien con ello, de todas formas. Pero tampoco podemos dejar que siga por ahí suelta, acechándonos siempre que tenga una oportunidad.

- Cordelia...

- Vale. Podríamos restaurarle su alma, como hicimos con Ángel. Así resolvemos los dos problemas y recuperamos a la Buffy de siempre.- al decir esto último se quedó un poco pensativa, sobre si lo que acababa de decir fuera una buena idea.

- No – respondió Ángel. Todos le miraron con extrañeza. – No sería la Buffy de siempre, no después de lo que ha hecho... lo que me imagino que ha hecho como vampiro.

- Pero Ángel – dijo Wesley. - ¿qué más opciones tenemos?

- Yo... – Ángel volvió a bajar la cabeza y frunció el ceño.- Yo no podría hacerle eso, antes dejaría que siguiera matando.

Todos le miraron horrorizados, ¿cómo podía Ángel decir semejante cosa?. Nadie podía entenderle, nadie sabía por lo que estaba pasando; él conocía a Buffy, la había conocido durante mucho tiempo y había conocido sus miedos y sus anhelos. Por eso, ella era ahora un vampiro. Él lo sabía, Ángelus lo había sabido: que convertirse en vampiro era el temor más grande de Buffy. Si le restauraban el alma, el plan maestro de Ángelus se habría realizado, pues sería entonces cuando ella empezaría a odiarse a sí misma.

- No puedo hacerle eso. – murmuró.- No puedo.

Pero los demás ya lo habían decidido.

 

CAPÍTULO CUARTO

Era una noche más oscura de lo normal; el cielo estaba cubierto de nubes negras que presagiaban tormenta, pero aún no había empezado a llover. En cambio, el viento soplaba insistentemente entre las callejuelas de los barrios bajos de Los Ángeles. Ángel caminaba absorto en sus pensamientos intentando no pensar en lo que sus amigos estaban tramando a su costa; no quería involucrarse en nada que pudiera hacerle provocar más daño a Buffy. Se detuvo de repente y miró hacia atrás, sentía que le estaban siguiendo. Reemprendió la marcha vigilando sus pasos; probablemente se trataba de Buffy y ciertamente le tenía miedo; no por lo que ella pudiera hacerle sino por cómo podría tomarse él otro encuentro.

Las primeras gotas de lluvias comenzaron a caer débilmente. Ángel miró hacia el cielo y cuando su mirada se volvió al frente allí estaba ella. Se sobresaltó y se detuvo.

- ¿No vas a decirme ni hola? – empezó a decir Buffy. - ¡Vaya qué noche más fría, eh!

Ángel se quedó mirándola sin decir palabra, aun sorprendido.

- ¡Menuda nochecita he tenido! ¡Sólo había mendigos por la calle! Y ni siquiera he podido tomar postre. Este tiempo no favorece nada la caza, ¿verdad?

Ángel apartó la vista con desagrado y Buffy al notarlo sonrió para sus adentros. Él la evitó y siguió caminando. Buffy lo siguió. Caminaban uno al lado del otro, y mientras, ella iba relatándole anécdotas de sus cacerías. Ángel caminaba cada vez más rápido, sentía que su cabeza iba a explotar, por qué no le dejaba ella en paz. No; se lo merecía, se lo merecía todo.

- ¡Buffy! Por favor. – Ángel se detuvo y la miró a los ojos con tristeza. Ella podía ver que realmente estaba sufriendo.

- Lo siento, Ángel, no pretendía hacerte daño – dijo con aparente sinceridad. Se quedaron mirándose mutuamente a los ojos durante unos segundos, y de repente ella comenzó a reírse. Poco a poco, la furia iba envolviendo a Ángel, pero intentaba dominarse.

- Ángel – dijo Buffy seriamente. - ¿Es esto lo que consigo? Es decir, tú me convertirte, ¿no? ¿Y ahora me estás dejando de lado?. Es que no lo entiendo. Prefieres estar con esos bobos del club social. ¡Vamos!. Y no me digas que tú no fuiste quien me hizo esto. No voy a culparte, ¿sabes?

- No, no fui yo – dijo casi inaudiblemente como repitiendo las palabras que le había dicho Cordelia, como convenciéndose  a sí mismo. Buffy le miró incrédula.

- Claro, tú no, Ángelus. A ti ya no te gusto – dijo con falsa tristeza. - ¿Crees que no he visto cómo te miraba Cordelia? Ahora la prefieres a ella. Pues puede que un día de casualidad tenga un pequeño accidente, ¿ya sabes? – y al decir esto, su rostro se convirtió en el de un vampiro por unos segundos. Luego empezó a reírse al ver el espanto de Ángel.

El rostro de Ángel también se convirtió en el de un vampiro y golpeó a Buffy por sorpresa en la cara mientras se reía; el rostro de ella volvió a vampirizarse. Se levantó del suelo lentamente sonriendo vilmente.

- Eso no ha estado nada bien, Ángel. -  ella le golpeó y ambos se enzarzaron en una pelea entrando sin darse cuenta en un callejón, escondidos del mundo, bajo la lluvia.

Buffy era rápida y muy fuerte, más que él, pero él se mantuvo firme mientras luchaban. Ella daba siempre los primeros golpes y él estaba a la defensiva. Entonces, tomó ventaja esquivando una de sus patadas y logró lanzarla contra unos contenedores escondidos en las sombras, que al instante se volcaron desperdigando su contenido de obra sobre el asfalto. Buffy se levantó sacudiéndose los pantalones mojados y sucios, se fijó en algo del suelo, se inclinó y lo cogió. Era un trozo de madera, que irónicamente tenía la forma de una estaca. Ángel la miró con temor y ella se rió agarrando la estaca como solía hacerlo cuando era la cazavampiros. Entonces su rostro se volvió humano, puso cara de niña buena y cuando se dispuso a saltar sobre Ángel, alguien se le adelantó.

 

CAPÍTULO QUINTO

Ángel fue atacado por la espalda, alguien se había abalanzado sobre él y lo había derrumbado en el suelo. Ángel rodó hasta quedar boca arriba pero no pudo levantarse; una cruz lo detenía de hacer cualquier movimiento; se tapó el rostro con el brazo e intentó escapar de ella, pero unos brazos lo sujetaban con fuerza.

- ¿Te duele esto, bastardo? – dijo su atacante mientras le clavaba un cuchillo en el hombro. – Pues aún no es ni la mitad de lo que te mereces, ¿me oyes?.

Ángel reconoció la voz y mientras su contrincante revolvía en su chaleco buscando una estaca, Ángel logró deshacerse de él, empujándolo a un lado. Se trataba de Xander, esa era la sombra que lo había estado siguiendo esa noche.

 Antes de que Ángel pudiera ponerse en pie, Xander volvió a abalanzarse sobre él con la estaca. Ángel le paró el brazo con fuerza y se lo sujetó mientras Xander hacía fuerza para deshacerse de él. Otra mano agarró la mano de Xander que sujetaba la estaca, apretaba con fuerza y lo hizo levantarse del suelo. Xander se giró rápidamente para ver quién le había hecho eso y se quedó de piedra al ver a Buffy frente a él.

- ¡Buffy! – dijo sin salir de su asombro.- ¡Estás viv..! Tú... – tartamudeaba a causa del cúmulo de sentimientos y preguntas que se agolpaban sin poder saber cuál hacer primero: “creí que estabas muerta, ¿dónde has estado todo este tiempo?, ¿qué haces con Ángel?, ¿por qué te marchaste de Sunnydale sin decir a nadie que estabas bien?”. Finalmente, con una sonrisa de alivio dijo  “¡Estás viva!” y la rodeó en sus brazos y se fundieron en un abrazo. Buffy dejó que lo hiciera.

Ángel se levantó del suelo y rápidamente separó a Xander de Buffy, Xander se volvió hacia él para atacarle, pero entonces se dio cuenta del rostro de vampiro de Buffy. Dio un salto hacia atrás asustado y empezó a ponerse nervioso, los ojos se le llenaron de lágrimas al verla así.

- ¡Hola Xander! Yo también te he echado de menos. – y se dirigió hacia él. Ángel se interpuso entre ambos para detenerla. Buffy lo apartó bruscamente hasta hacerlo a un lado, y se acercó un poco más a Xander. Entonces, Ángel, con rostro de vampiro empujó a Xander a un lado con tal fuerza que lo hizo golpearse contra la pared de uno de los edificios y cayó inconsciente al suelo.

- Apártate de él, Buffy.

- ¡Oh! ¿Y a ti qué más te da? Nunca te cayó bien,  y además ha intentado matarte.

- No importa, no le vas a hacer daño.

- ¿Ah, no? ¿Y me lo vas a impedir tú? – y comenzó a reírse. – Mírate cómo estás, no puedes ni mantenerte en pie. La verdad es que te ha dado una buena paliza. Seguro que no te lo esperabas, ¿eh?. Eso es lo que hace la venganza.

Buffy se volvió para mirar a Xander en el suelo y se puso seria.

- Pero esto no va de venganza, esto va de muerte.

- Déjale Buffy – dijo tranquilamente Ángel sin moverse del sitio. – No lo hagas.

Buffy le ignoró y comenzó a caminar hacia donde se encontraba Xander. Ángel no la detuvo, la herida del hombro aún le sangraba y estaba cansado ya de todo.

 Spike apareció por una esquina del callejón, y se quedó quieto observando la escena con tristeza. Se había prometido no volver a seguir a Buffy, pero sin darse cuenta, sus instintos le habían conducido hasta allí, la había podido sentir y se maldecía por ello. De todas formas, si Buffy decidía que quería matar a Ángel, él no iba a detenerla; de hecho no le hubiera importado presenciarlo, y ahí estaba ella, y Ángel, hablando. Spike encendió un cigarrillo.

- Te arrepentirás, Buffy. – dijo sereno Ángel.

- ¿Me arrepentiré? – Buffy se detuvo. – Yo no soy como tú y Spike. – Spike levantó la mirada al oír esto. Nadie lo miraba a él. – Yo no voy por ahí lloriqueando por todo lo que he hecho. Ese no es mi estilo. A mí me va más , ¿cómo lo diría? La acción, la violencia, sentir el poder que hay en mí y usarlo en todo su esplendor. No reprimirlo como hacéis vosotros. Me gusta esto, así que, no. No me arrepentiré.

Ángel seguía sin moverse, la miraba con tristeza y volvió a decir “ Si, te arrepentirás. Lo siento”. Buffy se volvió hacia él de repente y le miró a los ojos. En ese instante comprendió qué ocurría e intentó mostrar serenidad.

- No, no podréis hacerme eso. – Sus ojos estaban confundidos. Ángel no respondió. – Bueno, aún puedo presentarme en la fiesta antes de que empiece, ¿no?

Buffy se olvidó de Xander e intentó salir corriendo del callejón pero Ángel se interpuso en su camino.

- Apártate Ángel, ahora he de dejarte.

Buffy intentó esquivarle pero Ángel la agarró del brazo. Ella le miró algo desconcertada e intentó soltarse. Ángel no le dejaba. Ella le golpeó con la otra mano y ambos cayeron al suelo porque él se negaba a soltarla. Buffy estaba nerviosa y se movía violentamente para librase de él. Lo consiguió pero Ángel no se rindió y la empujo hacia dentro del callejón. Ambos se enzarzaron en una nueva pelea.

Finalmente, Buffy lo golpeó haciéndole ir hacia la pared; ella vio su oportunidad para escapar de ese lugar. Dio media vuelta, y se detuvo al ver a lo lejos a Spike, apoyado sobre el muro de la esquina. Le sonrío con malicia, pero en ese momento, Ángel por detrás la agarró con fuerza la mano para que no huyera. Buffy se sorprendió de esto, y también Spike a lo lejos mostró sorpresa. Ambos se quedaron mirándose; luego Buffy se giró para golpear a Ángel, pero en ese instante su cuerpo se estremeció. Ángel le soltó la mano y la miró a los ojos. Buffy también le miró con horror, retrocedió unos pasos pero volvió a recorrerle un escalofrío por todo el cuerpo. Spike a lo lejos no entendía qué estaba ocurriendo y miraba extrañado la escena. Ahora llovía más intensamente.

Buffy cayó de rodillas frente a Ángel y luego dejó caer todo su cuerpo al suelo. Ángel observaba todo esto con dolor, se le hacía duro verla así, ver cómo iba volviendo el alma a su cuerpo. Spike seguía sin entender qué diablos estaba ocurriendo, y muy despacio se iba acercando a ellos sin dejar de mirar a Buffy.

Buffy abrió los ojos e intentó levantarse pero sólo pudo incorporarse hasta quedar sentada sobre una de sus piernas en el suelo; apoyaba una de sus manos en el asfalto y con la otra se cubría la cara. Bajó la cabeza y dobló su cuerpo hacia delante mientras lograba ponerse de rodillas otra vez. Ángel sentía el sufrimiento de ella; no sabía qué hacer. Se acercó a ella y se agachó hasta quedar a su altura; le puso una mano sobre el hombro. Buffy lentamente levantó la cabeza y le miró a la cara, que expresaba dolor compartido y ella captó ese sentimiento. Su expresión de aturdimiento se tornó severa, apartó el brazo de él y le empujó hasta dejarlo tirado en el suelo frente a ella. Rápidamente, miró a su alrededor con horror y encontró lo que buscaba. Alargó su brazo hasta coger la estaca que Xander había traído para matar a Ángel, y sin dudarlo cogió impulso para clavársela en su propio pecho. Spike detrás de ella le sujetó la mano con firmeza para que no lo hiciera. Buffy alzó la vista para verlo. Spike estaba serio, tenía abiertas las aletas de la nariz como reprimiendo algo en su interior y sus ojos estaban vidriosos. Buffy lo miraba con lágrimas en los ojos que se confundían con las gotas de lluvia que bañaban todo su rostro.

Spike la miró lleno de amor, se agachó y la sujetó de los brazos para levantarla del suelo. Ángel los miraba sin moverse, sabía que ella ahora lo odiaba. Ángelus no sólo había completado su venganza con ella, sino también con él mismo.

Spike ni se percató de la presencia de Ángel; sólo podía verla a ella, había recuperado a Buffy y él sentía que ella lo necesitaba para sobrevivir. La rodeó con sus brazos y la condujo hacia fuera del callejón, dejando a Ángel bajo la lluvia viéndolos alejarse. Ahora todo había acabado, la situación se había resuelto, pero en ese instante, su alma le pesaba más de lo que jamás hubiera podido imaginar.

  

                                                                                        3ª parte